124-ene-18 Última actualización:  

Publicada: 24-01-2018

 

La radio puede acabar con la violencia

 

Unos 100 mil niños han sido secuestrados por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), dicen los datos de la ONU. Los chiquillos de no más de 12 años son sus preferidos: sin gran capacidad física para resistirse, fácilmente moldeables y con un largo futuro como soldados. La lucha contra el LRA ha conseguido reducir el número de combatientes. Sin embargo, el Ejército de Uganda, apoyado por Estados Unidos, anunció en abril de 2017 que se retiraba de la lucha contra el LRA, proclamando su victoria. La retirada de efectivos obliga a otros métodos para terminar con el grupo armado. Y la radio puede ayudar. En el año 2000, el Ejecutivo de Uganda aprobó una ley de amnistía para los combatientes en la que pocos creyeron y se acogieron. La iniciativa les prometía la libertad y la reinserción en la sociedad. Convencer a estos menores a dejar las armas es clave, pero tienen miedo. Temen represalias por parte del Gobierno, de su comunidad y de su familia. ¿Cómo convencerlos? La transmisión a través de la radio ha sido estudiada como método de emitir mensajes propagandísticos con fines políticos o violentos. Eso se explora en el estudio que lideran Alex Armand y Joseph Gomes, investigadores del Centro Internacional para el Desarrollo de Navarra, junto con Paul Atwell, de la Universidad de Michigan, titulado The Reach of Radio: Ending Civil Conflict through Rebel Demobilization (El alcance de la radio: acabar con el conflicto a través de la desmovilización de los rebeldes). La investigación se centra en el efecto que han tenido los mensajes a través de la radio en deserciones de combatientes y en la estrategia empleada por el LRA desde sus inicios. Ofrecer una salida alternativa a las armas es el primer paso, y convencerlos de un futuro mejor es más importante. Los resultados muestran la efectividad de los anuncios en la reducción de la violencia y el abandono de las armas. Con una hora de radiodifusión al día, las matanzas se redujeron 7 por ciento y se produjo un incremento de las huidas. Al perder efectivos, el grupo pierde capacidad de actuación y cambia su estrategia. Se reducen los ataques a civiles, pero se incrementan los saqueos. Aquellos combatientes en grupos pequeños atracan y asaltan para sobrevivir, pero también para demostrar su poderío y reducir la tentación de desertar entre sus efectivos. Se deben redoblar los esfuerzos para aniquilar el LRA. Métodos alternativos como el uso de la radio se antojan vitales para conseguir acabar con el diablo desde dentro.
Fuente: elpais.com

 

 

 

Crédito: afriquenewsinfo.files.wordpress.com

 

 

 
 
 
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