15/04/19
El Obispo de Roma comenzó la celebración de la Semana Santa con la misa del Domingo de Ramos. Miles de personas asistieron y se recordó la entrada de Jesús en Jerusalén, como preámbulo de su pasión.
Los asistentes agitaban las palmas mientras eran bendecidas. Después de este signo, el Papa se dirigió al altar para continuar la celebración eucarística. Explicó que la liturgia tiene «dos momentos característicos»: primero en la procesión con las ramas de palma y de olivo y luego con la lectura de la Pasión del Señor, según el evangelista Lucas.
Además, resaltó que Jesús nos muestra cómo afrontar los momentos más difíciles y las tentaciones más insidiosas, manteniendo en nuestros corazones una paz que no es desapego, ni pasividad ni superhumanismo, sino abandono confiado al Padre y a su voluntad de salvación, de vida, de misericordia… y que, desde el inicio hasta el final de su misión, Jesús rechaza esta tentación con obediente confianza en el Padre.
En ese contexto, el Papa saludó en el Ángelus a los fieles, principalmente a los jóvenes que participan en la Jornada de la Juventud realizada en Roma. A quienes invitó a hacer suya la exhortación apostólica Cristo Vive, fruto del Sínodo. Francisco afirmó que en el documento «ustedes pueden encontrar ideas fructíferas para su propia vida y su propio camino de crecimiento en la fe y en el servicio a sus hermanos y hermanas».
El Obispo de Roma finalizó su mensaje llamando «a los jóvenes y a todos, a rezar el rosario por la paz, especialmente por la paz en Tierra Santa y en Medio Oriente».
vaticannews.va
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