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04/11/20
A poco más de un año de su institución en Rumania, la Obra Pontificia de la Infancia y Adolescencia Misioneras (POSI-IAM) sigue creciendo y dando frutos: el 3 de octubre pasado, un grupo de niños de la diócesis de Târgoviste se unió a la Obra con motivo de la fiesta de san Francisco de Asís, patrono de la Iglesia local.
En dicha ocasión, durante la misa presidida por monseñor Aurel Perca, arzobispo de Bucarest, muchos de ellos recibieron a Jesús por primera vez en la eucaristía. A pesar de la crítica situación a causa del coronavirus, los niños y adolescentes han encontrado nuevos caminos para testimoniar el amor de Jesús para continuar siendo misioneros en el mundo.
Durante octubre también otros grupos de muchachos provenientes de las parroquias de Ramnicu Valcea y Craiova se han dejado contagiar por el celo misionero y pidieron ser inscritos a la POSI-IAM. Los nuevos grupos crearon varios símbolos misioneros, por ejemplo, un estandarte personalizado y la cruz y el rosario misioneros con sus cinco colores representativos.
Actualmente hay unos cien jóvenes en la arquidiócesis de Bucarest que trabajan en la POSI-IAM. Gracias a internet y a otros medios de comunicación social, los niños misioneros se reúnen semanalmente para rezar, reflexionar el Evangelio y organizar actividades. Algunos de ellos viven en Irlanda o Italia, pero esto no les impide unirse al grupo y expresar su deseo de evangelización como verdaderos tejedores de fraternidad.
A finales de octubre, otros grupos de niños procedentes de diversas diócesis de Rumania siguieron el camino misionero. Mientras tanto, en comunión con el Papa, continúan orando y siendo ejemplos vivientes en su fe para difundir el amor de Dios en el mundo.
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