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21/12/20
«La Navidad que viviremos en la Aldea del Arca será más íntima y familiar de lo habitual. En años pasados, diciembre representaba un periodo lleno de acontecimientos, porque muchos bienhechores y amigos venían a visitarnos y apoyarnos. Este año, debido a las medidas de contención del Covid-19, que afectan principalmente a estructuras frecuentadas por niños, todo está sucediendo de forma restringida, con pocos y breves accesos de invitados externos. Pero esto no ha menguado la generosidad de la gente: de hecho, estamos recibiendo mucha ayuda». Así lo comunica a Fides el padre Guido Trezzani, director de Caritas Kazajstán y misionero de la comunidad Aldea del Arca en Talgar, cerca de Almaty.
El padre Trezzani explicó que los huéspedes de la Aldea siguen recibiendo la enseñanza a distancia con muchas dificultades: «La mala calidad de los medios, los problemas técnicos y la falta de preparación tecnológica de los profesores están dificultando mucho estos meses de escolarización remota. Por tanto, seguimos buscando formas alternativas de enseñanza, para dar tanto a nuestros chicos como a potenciales participantes externos contenidos alternativos a los escolares. Otro problema relacionado con la educación a distancia es que no sólo empeora el aprendizaje, sino también el factor humano y social: seguramente nuestros muchachos se ven menos afectados que los demás porque tienen la oportunidad de socializar entre ellos, pero todos tienen amigos personales en sus propias clases y esta falta se siente».
La Aldea del Arca dio sus primeros pasos en 1997, con la recepción de los niños de un orfanato estatal en proceso de cierre. Hoy también acoge a los niños de familias destruidas por la violencia o el alcoholismo.
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