22 noviembre, 2024

Las Hermanas del Buen Pastor premiadas por trabajar contra la esclavitud infantil en el Congo

Las comunidades mineras de la República Democrática del Congo son algunas de las zonas donde más niños son explotados laboralmente para extraer los metales de la tierra.

“Ganar el premio Stop Slavery Hero, además de ser un importante reconocimiento a nuestro trabajo diario en las comunidades mineras de la República Democrática del Congo para eliminar el trabajo infantil, nos da la oportunidad de arrojar luz sobre las violaciones de los derechos humanos y el trabajo forzado en la industria del cobalto”. Así lo dice la hermana Jane Wainoi Kabui, directora del programa, informando sobre la asignación del premio Stop Slavery Hero Award 2021 al “Bon Pasteur Kolwezi”.

El programa apoyado por la Fundación Internacional del Buen Pastor, una organización sin fines de lucro establecida en 2008 por la Congregación de las Hermanas del Buen Pastor, está presente en 73 países de todo el mundo, para apoyar proyectos de cooperación y desarrollo en África, Asia y América Latina.

El “Stop Slavery Award” es un premio anual ofrecido por la Fundación Thomson Reuters que inicialmente premiaba a las empresas que promovían medidas y prácticas para eliminar el trabajo forzoso de sus cadenas de suministro. Hoy ha ampliado su enfoque a todas aquellas ONG y organizaciones que luchan contra las formas de esclavitud moderna que afectan a 40 millones de personas en el mundo.

“La esclavitud moderna -continua la religiosa- es real y está muy extendida, también en el sector minero. En este momento en que la esclavitud adopta formas menos conocidas para ocultar sus garras y camuflarse bajo un nuevo ropaje, los niños, las niñas y las mujeres son los que necesitan más que nunca apoyo para liberarse de las cadenas que les impiden acceder a los derechos más básicos”.

Bon Pasteur Kolwezi, con el apoyo de la Fundación Internacional del Buen Pastor, trabaja con éxito desde 2013 para eliminar las formas más graves de trabajo infantil que afectan a las comunidades mineras artesanales de cobalto en la provincia de Lualaba (República Democrática del Congo), integrando los derechos humanos y el desarrollo comunitario para mejorar las condiciones de vida de miles de congoleños en Kolwezi.

A lo largo de los últimos ocho años, Bon Pasteur Kolwezi y la Fundación Internacional del Buen Pastor han logrado resultados significativos a través de un modelo multidimensional que abarca la educación y la protección de los niños, las oportunidades económicas alternativas para el sustento de las familias, la protección social y la defensa de la comunidad.

Entre ellos están nueve mil niños, mujeres y niñas de ocho comunidades mineras artesanales de Kolwezi que han encontrado voz y dignidad, más de tres mil niños sacados de la dura vida de las minas que ahora van a la escuela, y más de un millar de niñas y mujeres que han iniciado un negocio agrícola y obtenido habilidades y destrezas para acceder a empleos decentes.

Nicodème Kahilu, director del programa de seguimiento y evaluación de Bon Pasteur, añade: “Nuestra misión de construir esperanza, paz y justicia en estas comunidades del Congo continúa. No hay futuro cuando se obliga a los niños a trabajar para mantener a sus familias afectadas por la pobreza extrema, cuando se les explota en trabajos peligrosos en las minas de cobalto simplemente porque el trabajo infantil es la mano de obra más barata y permite a las empresas mineras y a las empresas de electrónica y automoción obtener beneficios de este sistema de suministro.

Ver a cientos de niños excavando, triturando, lavando, clasificando, apilando, cargando y transportando minerales por unos pocos céntimos cuestiona nuestra sociedad y un modelo de desarrollo que es incapaz de protegerlos, mientras les priva de su infancia. En Pasteur Kolwezi creemos firmemente que el cambio es posible.

La lucha contra la esclavitud moderna es eficaz cuando el compromiso a largo plazo de la industria minera y de las empresas de la cadena de suministro de baterías para apoyar el desarrollo de la comunidad se combina con programas sociales que protegen a las víctimas de la explotación, y cuando el cumplimiento de las leyes y reglamentos por parte de las instituciones y el gobierno se convierte en la acción prioritaria para acabar con el trabajo infantil y reducir las violaciones de los derechos humanos a lo largo de las cadenas de suministro”.

Crédito de la nota: Agencia Fides.