Este lunes 31 de mayo el papa Francisco recibió en audiencia en el Vaticano a la Federación Italiana de Baloncesco. En su discurso el Santo Padre profundizó sobre la relación entre la Iglesia y el mundo del deporte puntualizando que este vínculo siempre «se ha cultivado con la conciencia de que ambos, de diferentes maneras, están al servicio del crecimiento integral de la persona y pueden ofrecer una preciosa contribución a nuestra sociedad».
La importancia del trabajo en equipo
Asimismo, el Papa destacó dos aspectos importantes de la actividad deportiva: por un lado el trabajo en equipo y por otro la disciplina.
«La primera es el trabajo en equipo. Hay algunos deportes que se denominan “individuales”; sin embargo, el deporte siempre ayuda a poner en contacto a las personas, a crear relaciones incluso entre personas diferentes, a menudo desconocidas, que, a pesar de proceder de entornos distintos, se unen y luchan por un objetivo común. Son dos cosas importantes: estar unidos y tener un objetivo».
En este sentido, el papa Francisco afirmó que el deporte«es una medicina para el individualismo de nuestras sociedades, que a menudo genera un “yo” aislado y triste, haciéndonos incapaces de jugar en equipo y de cultivar la pasión».
La disciplina nos hace responsables
El segundo aspecto que subrayó el Santo Padre fue la actitud de disciplina que caracteriza al deportista.
«Muchos jóvenes y adultos que se apasionan por el deporte y lo siguen, a veces no se imaginan todo el trabajo y el entrenamiento que conlleva una competición. Y esto requiere mucha disciplina, no sólo física, sino también interior: ejercicio físico, constancia, atención a una vida ordenada en horarios y alimentación, descanso alternado con la fatiga del entrenamiento».
Esta disciplina, añadió el Papa, es una escuela de formación y educación, especialmente para niños y jóvenes. Les ayuda a comprender lo importante que es aprender a «poner la vida en orden».
Por otra parte, el Papa indicó que esta disciplina «no pretende hacernos rígidos, sino responsables: de nosotros mismos, de las cosas que se nos confían, de los demás, de la vida en general».
Sin entrenamiento interior la fe podría extinguirse
Algo que según el Santo Padre, también ayuda a la vida espiritual que no puede dejarse sólo en manos de las emociones, ni puede vivirse en fases alternas, sólo cuando me apetece ya que “necesita también una disciplina interior hecha de fidelidad, constancia y compromiso diario con la oración”.
«Sin un entrenamiento interior constante, la fe corre el riesgo de extinguirse», dijo.
Centrándose concretamente en el baloncesto, Francisco señaló que esta actividad «te eleva hacia el cielo porque (como decía un antiguo jugador famoso) es un deporte que mira hacia arriba, hacia la canasta y, por lo tanto, es un verdadero reto para todos aquellos que están acostumbrados a vivir con la vista siempre en el suelo».
Por ello, el Papa animó a los deportistas a «promover el juego sano entre los niños y los jóvenes, ayudar a los jóvenes a mirar hacia arriba, a no rendirse nunca, a descubrir que la vida es un camino hecho de derrotas y victorias, pero que lo importante es no perder las ganas de jugar el juego».
Superar la derrota con dignidad: verdadera victoria humana
Antes de finalizar, Francisco puntualizó sobre la importancia de la actitud ante la derrota.
«Incluso en la derrota puede haber una victoria. Tomen las derrotas con madurez, porque esto lo hace crecer, los hace entender que en la vida no todo es dulce, no todo es ganar. A veces se experimenta la derrota. Y cuando un deportista, una deportista, sabe superar la derrota de esta manera, con dignidad, con humanidad, con un gran corazón; esto es un verdadero honor, una verdadera victoria humana».
Crédito de la nota: Vatican News.
Más historias
Acutis y Frassati, el millenial y el estudiante que serán santos en el Jubileo
Escuelas en riesgo por los desastres naturales en Filipinas
Pakistán: hacia la beatificación del joven Akash Bashir