El papa Francisco envió un mensaje a los participantes en el evento de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, titulado «Medio ambiente y derechos humanos: Derecho a un medio ambiente seguro, saludable y sostenible», que se celebra en Estrasburgo este 29 de septiembre.
La Tierra: el gran recurso que Dios nos ha dado
En este sentido, el Pontífice rememora las palabras que pronunció el 25 de noviembre de 2014, durante su visita al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, en la que destacó la urgente necesidad de reflexionar y cooperar en la defensa del medio ambiente, «de esta querida Tierra nuestra, que es el gran recurso que Dios nos ha dado y que está a nuestra disposición para no ser desfigurado, explotado o degradado, sino para que, disfrutando de su inmensa belleza, podamos vivir con dignidad».
Un punto sobre el cual volvería a insistir con determinación en su Carta Encíclica Laudato si’, pidiendo que unamos fuerzas en el cuidado de la casa común, «un principio universal que implica no solo a los fieles cristianos, sino a toda persona de buena voluntad que se preocupe por la protección del medio ambiente».
Asimismo, el Santo Padre afirma que el presente evento (que tiene lugar en vísperas de la COP26 prevista para el próximo mes de noviembre en Glasgow) podrá ofrecer, una contribución válida también a la próxima reunión de las Naciones Unidas, gracias a una mayor consideración del principio fundamental del multilateralismo.
Consumir para vivir, no vivir para consumir
Como decían nuestros antepasados –añade Francisco– «Esse oportet ut vivas, non vivere ut edas», es decir, «hay que comer para vivir, no vivir para comer», por lo tanto en nuestro tiempo hay que consumir para vivir, no vivir para consumir. Sobre todo, nunca se debe consumir de forma desenfrenada, como ocurre hoy en día. Cada persona debe utilizar de la tierra lo necesario para su sustento.
Para el Papa hay un punto central que no podemos seguir ignorando: «Todo está conectado, y como familia de naciones debemos tener una preocupación común que es procurar que el medio ambiente sea más limpio, más puro y se conserve».
En definitiva, «se trata de cuidar de la naturaleza, para que ella cuide de nosotros» y para ello –escribe Francisco– «es necesario un verdadero cambio de rumbo, una nueva conciencia de la relación del ser humano consigo mismo, con los demás, con la sociedad, con la creación y con Dios».
Pensar en las futuras generaciones
Finalmente, el Pontífice subraya que esta crisis ecológica es en realidad «una sola y compleja crisis socio-ambiental» que nos invita a un diálogo interdisciplinario y operativo a todos los niveles, desde el local hasta el internacional, pero también a una responsabilidad tanto individual como colectiva:
«Debemos pensar en la responsabilidad que tenemos con las generaciones futuras, y en el mundo que queremos dejar a nuestros niños y jóvenes».
«Espero que esta Asamblea Parlamentaria y el Consejo de Europa logren identificar, promover y actuar con determinación todas las iniciativas necesarias para construir un mundo más sano, más justo y más sostenible», concluye Francisco indicando que, «si de las manos de Dios hemos recibido un jardín; no podemos dejar un desierto a nuestros hijos».
Por eso, pide que entre todos, actuemos «con esperanza, valor y voluntad”, tomando decisiones concretas «que no pueden dejarse para mañana, si su finalidad es proteger la casa común y la dignidad de todo ser humano».
Crédito de la nota: Vatican News.
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