“No basta con traer un hijo al mundo para decir que somos padres o madres”. Esta frase resonó en el Aula Paolo VI del Vaticano, cuando el Papa en su catequesis habló de san José -a quien ha dedicado las últimas seis catequesis- como padre putativo y no biológico de Jesús. Partiendo de la historia de la institución de la adopción en el antiguo Oriente, más común entonces que en nuestros días, Francisco habló de la responsabilidad de ser padres y de la belleza de acoger a un niño que necesita un hogar, para que nadie se sienta privado de un vínculo de amor familiar.
“Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él (Carta ap. Patris corde)”.
Abrirse a la vida a través de la adopción
Y esto, dijo el Santo Padre, fue lo que hizo san José al reconocer jurídicamente y darle el nombre de Jesús, que significa “El Señor salva”, cumpliendo así el mandato de Dios anunciado en sueños por el Ángel: “Porque salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21). En la antigüedad, explicó el Pontífice, el nombre era la sustancia de la identidad de una persona. Cambiar de nombre significaba cambiarse a sí mismo, pero, sobre todo, dar un nombre a alguien o a algo significaba afirmar la propia autoridad sobre lo nombrado.
“Pienso en particular en todos aquellos que se abren a la acoger la vida a través del camino de la adopción, que es una actitud generosa, bella. José nos muestra que este tipo de vínculo no es secundario, no es un expediente. Este tipo de elección es una de las formas más sublimes de amor y de paternidad y maternidad”, enfatizó el Papa.
No es asumir un “riesgo” es acoger niños
Francisco advirtió que no hay que tener miedo de elegir el camino de la adopción porque no se trata de asumir un “riesgo” sino de “acoger a niños”.
“¡Cuántos niños en el mundo esperan que alguien cuide de ellos! Y cuántos cónyuges desean ser padres y madres, pero no lo consiguen por motivos biológicos; o, incluso teniendo ya hijos, quieren compartir el afecto de su familia con los que se han quedado sin ellos.”
En este sentido, el Papa reflexionó sobre la paternidad en la actualidad: “Vivimos en una época de notoria orfandad”. El Pontífice afirmó que nuestra civilización es “un poco huérfana” y se nota el sentimiento de orfandad que tanto duele.
Simplificar el procedimiento de adopción
Al insistir en la belleza de la adopción, el Papa exhortó a las instituciones que se ocupan de las adopciones a estar siempre dispuestas a ayudar, “controlando seriamente” la idoneidad de los candidatos, pero también “simplificando el procedimiento necesario”, para que el “sueño de tantos niños que necesitan una familia, y de tantos cónyuges que desean entregarles su amor, pueda hacerse realidad”.
Curar el egoísmo de los que se cierran a la vida
Como lo ha hecho en cada una de las catequesis dedicadas a San José, Francisco concluyó pidiendo su intercesión y protección, en este caso para que a los huérfanos no le falte un hogar y las parejas que lo desean puedan tener un hijo. Pero también para que abra los corazones de quienes se cierran a la vida.
“San José, tú que has amado a Jesús con amor de padre, hazte cercano a tantos niños que no tienen familia y desean un padre y una madre. Sostén a los cónyuges que no consiguen tener hijos, ayúdalos a descubrir, a través de este sufrimiento, un proyecto más grande. Haz que a nadie le falte una casa, un vínculo, una persona que cuide de él o de ella; y sana el egoísmo de quien se cierra a la vida, para que abra el corazón al amor. Amén.”
Crédito de la nota: Vatican News.
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