«No basta con llamarse cristianos o seguidores de Dios o hijos de Dios, hay que trabajar dentro de nosotros mismos, en nuestro corazón. Solo si seguimos actuando como creyentes podremos resolver nuestros desafíos», asegura el obispo de la diócesis de Tombura Yambio, en Sudán del Sur, mons. Eduardo Hiiboro Kussala.
Reflexionando sobre las actividades pastorales y los desafíos de su diócesis, el prelado confirmó su total gratitud a Dios por el compromiso continuo de la Iglesia local. «La Iglesia va adelante, estamos agradecidos con Dios que, a pesar de los innumerables desafíos del país, nos da la fuerza para resistir. Nuestro verdadero orgullo y fuerza es la fe. La mía es una diócesis de fe, un pueblo que se identifica con Dios y esto nos motiva para seguir por este camino».
En la diócesis de Tombura son muchos los jóvenes que piden ingresar a la vida religiosa y las vocaciones sacerdotales van en aumento. «Mi diócesis es muy grande y es un terreno fértil para las vocaciones. Nuestra diócesis también es conocida por ser una zona de paz. Tenemos conflictos, pero la buena noticia es que la gente se está volviendo a Dios para encontrar una respuesta a sus problemas. Dejemos todas las dificultades en manos de Dios. No dejemos nunca de ser embajadores de la paz». Al reflexionar sobre los efectos de la pandemia de Covid-19, el obispo lamentó que «muchos niños hayan tenido que interrumpir sus estudios y que los servicios sociales no se hayan activado por falta de recursos».
Crédito de la nota: Agencia Fides.
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