«Son niños que, antes de llegar a un lugar seguro, han experimentado de primera mano no sólo los horrores de la guerra, sino también un repentino desprendimiento de su vida cotidiana y de su entorno. Es muy importante estar ahí para ellos, no sólo desde el punto de vista material, sino también desde el punto de vista emocional».
Así lo afirma en entrevista el padre Giampaolo Cavalli, director del Instituto Antoniano de Bolonia, que desde el comienzo de la guerra en Ucrania se dedica a apoyar a las personas que huyen de la guerra, ofreciendo tanto ayuda material como apoyo emocional y psicológico a través del Centro Terapéutico y el Centro de Escucha que dirigen los Hermanos Menores.
«Los niños ucranianos que llegan a Italia –continúa– han vivido un trauma dentro del trauma. No podemos borrar lo que han visto y experimentado, pero debemos hacer todo lo posible para ayudarles a superar el horror al que se han visto obligados a enfrentar. Por eso, nosotros del Antoniano, con la red de la “Operación Pan”, y gracias a la preciosa ayuda de nuestros voluntarios y operadores especializados, estamos a su lado para apoyarles en tantas necesidades».
Según los datos publicados por Unicef, tres meses después del inicio del conflicto en Ucrania, hay unos 7.5 millones de niños en peligro y entre ellos más de 40 mil han encontrado refugio en Italia. Entre las iniciativas puestas en marcha para apoyar la emergencia ucraniana, el Centro Terapéutico Antoniano, que desde 1981 se ocupa de las vías de rehabilitación, bienestar y prevención de los niños en edad de desarrollo, ha organizado recientemente en Bolonia una jornada dedicada a las familias y los niños ucranianos llegados en los últimos meses con visitas de especialistas en rehabilitación multiprofesionales.
«Para facilitar la comunicación con los niños y las madres», cuenta el padre Giampaolo, «los médicos y los operadores del Centro Terapéutico han creado mesas de comunicación en símbolos y en italiano-ucraniano, útiles para superar las barreras lingüísticas y establecer un diálogo directo durante las visitas. El Antoniano, de hecho, está trabajando para activar talleres para niños ucranianos, incluidos los discapacitados, diseñados precisamente para ayudarles a superar el trauma. Entre ellos, un taller de “Arteterapia” que les permitirá poner el aspecto emocional en un espacio gráfico y material.
«Para gestionar un trastorno postraumático», explica el director del Antoniano, «el arte, la música y el movimiento pueden acceder al componente emocional de forma delicada y gradual, permitiendo una reelaboración de las experiencias y una reducción del estado de activación».
Mientras tanto, el trabajo de los Hermanos Menores en apoyo de los más necesitados continúa en toda Italia y en Ucrania: «El Antoniano –dice el padre Giampaolo Cavalli– ha estado activo desde el comienzo de la guerra para apoyar a las personas que huyen a Italia y para llevar apoyo a Ucrania y a las fronteras. En particular, está apoyando algunas estructuras franciscanas en Ucrania, en Konotop, Odessa y Kiev, y una estructura en Rumanía que se compromete a ofrecer apoyo a las madres y niños que cruzan la frontera ucraniana, no sólo con ayuda primaria, sino con apoyo concreto para integrarse y entrar en el mundo laboral, empezando por la enseñanza de la lengua rumana».
«En Italia, además de haber activado servicios de acogida, apoyo alimentario, formación, integración y apoyo emocional en Bolonia a través de la red de solidaridad “Operación Pan”, estamos apoyando a otras organizaciones comprometidas con la acogida de ucranianos que huyen de la guerra, como el convento de Bordighera y el de Montenero, en la provincia de Imperia. De Bolonia a Palermo más de un centenar de mujeres y niños ya han sido atendidos por la red de la “Operación Pan”, recibiendo hospitalidad en las estructuras de los frailes franciscanos: desde comidas hasta artículos de primera necesidad como medicinas y ropa».
Crédito de la nota: Agencia Fides.
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