Al grito de «Mother and baby, our priority» (Madre e hijo, nuestra prioridad), las diez nuevas graduadas en obstetricia han prestado juramento: «Estoy dispuesta a servir a mi comunidad dondequiera que haya una necesidad», ha dicho una de las graduadas.
«Oír hablar de servicio, de comunidad, de querer responder a las necesidades de los más pobres es una revolución para Sudán del Sur», añade el padre Dante.
Antes de la ceremonia, la comitiva de los estudiantes graduados ha pasado por las calles de Lui, para hacer que la comunidad participara en la celebración. «A los lados del camino los niños armados con azadas (herramientas para el campo), miraban extasiados a los chicos con túnica: ¡en sus ojos podía verse el sueño de pasar de las armas a las azadas y de estas a los libros! La celebración ha sido grande, con mucha alegría, una explosión de vida, un canto de liberación, que se ha extendido por el patio del Instituto Lui de Ciencias de la Salud, bajo un sol abrasador, en medio de un verde intenso».
El director del Cuamm dirige un pensamiento especial de agradecimiento a las tutoras, tres matronas ugandesas, con experiencia, que respondieron con un «sí» a la llamada del Cuamm para trasladarse a un país cercano al suyo, más necesitado y con graves dificultades como Sudán del Sur. «Es África la que ayuda a África», subraya el padre Dante.
«Los nuevos graduados son un signo de la esperanza que no se rinde, que resiste incluso dentro de contextos difíciles que te ponen a prueba: la crisis institucional que atenaza a Sudán del Sur, que aún busca la paz; la sequía que afecta al suelo; la guerra en Ucrania que hace que se disparen los precios de los productos de primera necesidad, así como del gas y el petróleo».
«Es una guerra oculta, de la que nadie habla y parece no existir, y sin embargo está impactando duramente, sobre todo en los grupos más frágiles. En este último periodo, la situación se ha vuelto dramática. El país está de rodillas y el gobierno no puede pagar los salarios del personal sanitario ni garantizar los medicamentos. La población está postrada».
«Cuamm y cada uno de nosotros sentimos el fuerte ‘deber’ de estar al lado de estas situaciones, de seguir estando ahí, artesanos del bien, humildes y obstinados, cerca de los más pobres, gracias a la ayuda de todos», concluye don Dante Carraro.
Crédito de la nota: Agencia Fides.
Más historias
Entrega de la Cruz de la JMJ a los jóvenes de Corea
Acutis y Frassati, el millenial y el estudiante que serán santos en el Jubileo
Escuelas en riesgo por los desastres naturales en Filipinas