24 noviembre, 2024

Magnum, el San Bernardo que salva vidas y almas saluda al Papa

Estuvieron presentes en la audiencia general en el Vaticano Carlo Rossetti y su perro, llegados a Roma desde Suiza en peregrinación por la Vía Francígena. Es la segunda vez que se encuentran con el Papa, la primera fue en 2016: le había prometido al Santo Padre «la botticella».

Toda promesa es una deuda y, siete años después, Magnum vuelve al Vaticano, ya no como cachorro ahora, sino como el orgulloso representante adulto del perro San Bernardo, incluido por la Unesco en la lista del patrimonio cultural inmaterial como instrumento de rescate. La promesa fue la que hizo su compañero humano, Claudio Rossetti, al papa Francisco que, en mayo de 2016, ya se había encontrado con ambos durante la audiencia general.

Rossetti y Magnum llegaron al Vaticano el día anterior a la audiencia, el 28 de marzo, tras haber recorrido a pie unos mil kilómetros de la Vía Francígena, partiendo del hospicio Gran Saint-Bernard, en las alturas de Martigny (Suiza). Un proyecto creado por el propio Carlo Rossetti que, de este modo, quiso dar testimonio, una vez más, de la importancia del San Bernardo –el perro que salva vidas–, así como promover Suiza y sus valores, como la Vía Francígena, un recorrido de más de 3 mil kilómetros entre Canterbury y Roma y que atraviesa cuatro países: Gran Bretaña, Francia, Suiza e Italia.

Un futuro como perro de terapia

Rossetti, que acogió a Magnum cuando tenía alrededor de un año, acompañó al San Bernardo en su adiestramiento como perro de terapia, empleado ahora en residencias de ancianos y hospitales. Mario Galgano se reunió con ambos en la sede de la Guardia Suiza Pontificia durante un acto organizado por la Embajada de Suiza ante la Santa Sede, la propia Guardia Suiza, la oficina Italiana de Turismo Suizo y la Fundación Barry de Martigny, una organización sin ánimo de lucro fundada en 2005 que continúa la tradición de criar a los perros mundialmente famosos.

La «botticella» prometida a Francisco

«En 2016 le había dicho espontáneamente al Santo Padre que volvería caminando para llevarle la botticella» (el barril ndr). Así cuenta Rossetti la idea de volver al Vaticano. «El objetivo de la salida es también promover esta raza, que además representa un poco los valores suizos y que tiene un nuevo papel: ya no es solo un perro de rescate en la montaña, porque al fin y al cabo salva almas, es un perro de terapia que hace su trabajo en residencias de ancianos, en hospitales, en hospicios. Así que digamos que este papel creo que también es una oportunidad de oro para hablar de él y promocionarlo».

Magnum, el pequeño héroe

Magnum sigue a Carlo Rossetti en este proyecto desde 2016: «Soy yo quien lanza retos, pero en este caso creo que ha sido más suyo». La llegada al Vaticano y el encuentro con el Papa bien valen un «guau», como dice Rossetti, para quien «volver por segunda vez y que te reciban es bonito» y que, sin ninguna dificultad, reconoce que, aunque a él se le ocurrió la idea, «el perro hizo el trabajo duro, y creo que es un pequeño héroe».

Crédito de la nota: Vatican News.