22 noviembre, 2024

Para ser buenos apóstoles, debemos ser como niños

«Si queremos ser buenos apóstoles, debemos ser como los niños». Este es el elocuente programa propuesto por el papa Francisco a todo aquel que esté llamado a anunciar el Evangelio de Cristo, imitando a sus primeros discípulos y alejándose del inútil palabrerío de los «“parlanchines”, con su mucho hablar y no hacer nada».

El Papa ha pronunciado estas últimas sugerencias sobre la misión y el anuncio del Evangelio el domingo 18 de junio, ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus, primer compromiso público del Pontífice tras la intervención quirúrgica de abdomen y los nueve días que ha pasado hospitalizado en el Hospital General Agostino Gemelli.

Tras asomarse a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, y antes incluso de comentar el Evangelio del domingo, el Obispo de Roma ha querido expresar su gratitud «a cuantos, en los días de mi ingreso en el Policlínico Gemelli, me han manifestado afecto, preocupación y amistad, y me han asegurado el apoyo de la oración. Esta cercanía humana y espiritual ha sido para mí de gran ayuda y consuelo»

En su comentario al Evangelio leído en la liturgia del día, el papa Francisco ha partido del pasaje evangélico en el que Jesús «llama por nombre y envía a los doce Apóstoles», pidiéndoles que anuncien que «el Reino de los Cielos está cerca». «Esta no es una noticia entre las otras, sino la realidad fundamental de la vida, y, por lo tanto, también es lo primero que hay que decir a la gente: Dios no es distante, sino que es Padre», ha subrayado el papa Francisco.

Proclamar que Dios es Padre, ha continuado el Obispo de Roma, significa «invitar a imaginarse como un niño, que camina de la mano del padre: todo le parece diferente. El mundo, grande y misterioso, se vuelve familiar y seguro, porque el niño sabe que está protegido. No tiene miedo y aprende a abrirse: encuentra otras personas, encuentra nuevos amigos, aprende con alegría cosas que no sabía y después vuelve a casa y cuenta a todos lo que ha visto, mientras crece en él el deseo de hacerse mayor y hacer las cosas que ha visto hacer al padre».

Por esta razón, ha continuado el Pontífice, «si queremos ser buenos apóstoles, debemos ser como los niños: sentarnos “en las rodillas de Dios” y desde ahí mirar el mundo con confianza y amor, para testimoniar que Dios es Padre, que Él solo transforma nuestros corazones y nos da esa alegría y esa paz que nosotros mismos no podemos alcanzar».

El Papa también ha recordado que, para testimoniar la paternidad y la cercanía paterna de Dios, el mismo Jesús en el Evangelio recomienda no decir muchas palabras, sino realizar gestos. El corazón del anuncio es «el testimonio gratuito, el servicio», ha proseguido el Papa, que ha reconocido que queda siempre «perplejo» ante «los “parlanchines”, con su mucho hablar y no hacer nada».

Entre las situaciones y hechos recordados tras el rezo del Ángelus, el Pontífice ha mencionado «con gran tristeza y mucho dolor» las víctimas del gravísimo naufragio que tuvo lugar los días pasados cerca de la costa de Grecia. «Y parece que el mar estaba calmado» ha añadido. El Pontífice también ha rezado y ha invitado a rezar por «la población de la martirizada Ucrania» y por los jóvenes estudiantes, víctimas del brutal ataque terrorista contra la escuela de Mpondwe en el oeste de Uganda. «Esta lucha, esta guerra por todos lados… ¡rezamos por la paz!», ha añadido el papa Francisco.

Crédito de la nota: Agencia Fides.