Fray Benedicto Ayodi es un franciscano capuchino que vive su vocación desde hace 20 años, inspirando a jóvenes y adultos, religiosos y laicos, a cuidar de la naturaleza y de las personas más vulnerables que habitan nuestra Casa Común y que son cada vez más víctimas del cambio climático.
Actualmente el Hermano Ben, como le llaman sus amigos, trabaja entre Kenia (uno de los países del mundo con mayor número de franciscanos) y Nueva York comprometido en proyectos con JPIC la Oficina General de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, con el Franciscan International, las Naciones Unidas y el Movimiento Laudato si’.
Kenia y Estados Unidos, dos países diferentes que le han permitido, en sus múltiples contrastes, escuchar y comprender mejor «el grito de la Creación y de los pobres».
«En Kenia crecí», dice el Hermano Ben, «y toqué con mis propias manos la importancia que tiene el bosque en esta tierra, con la fauna salvaje que nos rodea, con los cursos de agua, con los recursos que pueden alimentar a todos sin explotación, sólo de una manera inteligente, creo que fue esto lo que me empujó a unirme a la espiritualidad de san Francisco de Asís».
La Laudato si’ en las mesas de la ONU
Trabajando con el Franciscan International para asegurar la protección de la dignidad humana y la justicia medioambiental en el marco también establecido por la ONU, el Hermano Benedicto dice: «Hay muchos que sufren en el mundo, y este espacio nos permite hablar con los líderes políticos, nos da un foro para el diálogo directo, cara a cara, al que no queremos renunciar porque es especialmente en este contexto en el que podemos apoyar a la gente e intentar restablecer la alianza con el medio ambiente. No es posible que unas personas tengan comida de sobra y otras tengan que talar bosques para conseguirla. Tenemos que llegar a un acuerdo, encontrar un camino y los líderes mundiales lo saben, pero todavía hay muchos, demasiados, intereses políticos y económicos en juego».
San Francisco de Asís vivió hace 800 años, y sigue siendo un modelo para quienes luchan por la justicia ecológica, especialmente en un continente como África, que sufre las consecuencias de la explotación intensiva de sus recursos naturales y de sus habitantes, lo que provoca desequilibrios ecológicos, políticos, económicos y sociales en sus países.
El mandato: «Ve y repara mi Iglesia»
La conversión de San Francisco de Asís estuvo marcada por el instante en que escuchó la voz de Dios que le decía: «Ve y repara mi Iglesia» y cuenta la historia que Francisco respondió inmediatamente que sí, yendo a buscar piedras para reconstruir una capilla. «Pero luego se dio cuenta de que Dios le pedía algo distinto, que cuidara de las almas, que transformara a su pueblo, a toda la sociedad», explica Ben, «también hoy tenemos que actuar y provocar la transformación necesaria en esta crisis ecológica, leyendo los signos de los tiempos».
Benedicto formó parte del comité que fundó y puso en marcha el Movimiento Laudato si’. «Sólo el Espíritu Santo ha hecho posible nuestra presencia aquí. Hemos visto la transformación que se ha producido en tan poco tiempo. Todos los continentes están implicados, hombres y mujeres no sólo cristianos sino de otras religiones que han decidido arremangarse. A través de nuestro Movimiento hemos reavivado sin duda la fe de muchos jóvenes católicos que se habían alejado de la Iglesia y que han vuelto a creer y a esperar que pueden ser agentes de cambio. Hemos conseguido este efecto y eso es lo que más me gusta. Formar parte de este Movimiento no es un trabajo, es mi espiritualidad», confiesa.
Fray Ben fue el primero en llevar el Movimiento Laudato si’ a África, que hoy ya cuenta con 20 Capítulos -comunidades de Animadores Laudato si’ -, lo que traducido a números significa 2 mil 480 animadores (de habla inglesa y francesa).
«El Movimiento Laudato si’ ofrece una estructura para ayudarnos a promover nuestra misión y actuar en favor de esta transformación. Los Capítulos ayudan a reunir e inspirar a más personas y organizaciones a través de la oración y la acción», explica el Hermano Ben.
Una Iglesia joven en ebullición en Kenia
Fray Ben recorre kilómetros cada día, se reúne con cientos de personas y su tarea es formar comunidades laicas y religiosas, especialmente a través del Programa de Animadores Laudato si’ con el que ya ha conseguido varios objetivos como convencer a instituciones católicas para que desinviertan en los combustibles fósiles o la famosa campaña global #StopEACOP (‘Paremos AECOP’) en África Oriental, para detener la construcción de un oleoducto a través de Uganda y Tanzania, dañando la naturaleza y la vida de los habitantes:
«#StopEACOP duró cuatro años y medio y fueron años de batalla, luchas, derrotas y victorias en los que la gente en vez de echarse atrás decidió darlo todo: ¡esta campaña fue organizada y llevada a cabo por jóvenes africanos que habían seguido el curso de Animadores Laudato si’! Otras organizaciones se unieron a la campaña a lo largo de los meses y conseguimos que hasta la Iglesia se sumara e incluso que la Unión Europea dejara de financiar ese proyecto. Su trabajo en las redes sociales fue crucial, pero lo más sorprendente fue, de hecho, es la fuerza y el entusiasmo de los jóvenes: aquí hay una Iglesia joven y viva», dice Benedicto.
Benedicto describe el Programa de Animadores Laudato si’ como «ideal para ayudar a jóvenes y adultos a comprender y vivir plenamente la encíclica del papa Francisco. Cualquiera puede seguirla y está disponible en 7 idiomas. Pero es sobre todo un espacio para conocerse, dialogar y unirse. San Francisco no sólo ha querido reunirnos en un mismo proyecto, sino vivir la espiritualidad, nuestra relación con Dios, con los demás y con la Creación, en comunidad. Sin comunidad no hay caminos que recorrer ni proyectos que realizar, todos los hermanos son necesarios. Durante el Tiempo de la Creación, por ejemplo, con los Animadores de los diversos círculos y capítulos, fuimos a bendecir a los animales salvajes en el Parque Nacional de Nairobi, una tradición franciscana que demuestra nuestra espiritualidad en el amor al medio ambiente como un don de Dios, y fue un momento hermoso de reconciliación entre el hombre y la tierra, de conexión, pero también de gratitud por todo lo que el Padre nos ha dado. Todos estamos interconectados y debemos vivir una ecología integral no con palabras sino con hechos. No camino solo, esta es mi certeza, camino con otros compañeros del Movimiento Laudato si’ y de otras organizaciones», concluye Fray Ben.
Crédito de la nota: Vatican News.
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