Un acontecimiento en pleno estilo sinodal. La definición de los Encuentros Mediterráneos que se celebran en Marsella corre a cargo de la hermana Nathalie Becquart, subsecretaria de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
Llegó a la ciudad francesa para seguir de cerca el diálogo mantenido entre obispos, líderes religiosos y jóvenes de los países con costa en el Mar Mediterráneo. La religiosa se muestra visiblemente satisfecha por lo que considera «la encarnación del estilo de diálogo», ya que «pastores de las cinco zonas geográficas del Mediterráneo se han reunido aquí para escuchar a los jóvenes y éstos para interactuar sin temor con los obispos» y los representantes de otras confesiones.
Desafíos interconectados
Haciéndose eco del papa Francisco, que en el primer día de su visita a Marsella volvió a hacer un llamamiento al amor, la hospitalidad y la fraternidad, la religiosa esbozó las reivindicaciones que los obispos y los jóvenes sintieron la necesidad de señalar con más fuerza.
«Se trata, sobre todo –dijo– de las urgencias relacionadas con la migración y la existencia de las desigualdades. Tantos jóvenes de la orilla sur del Mediterráneo no tienen oportunidades laborales y se empobrecen cada vez más». Pero también hay más. Como explicó la hermana Becquart, la «crisis geopolítica de la violencia y la guerra. Y las catástrofes generadas por el cambio climático». Todos retos interconectados.
Expresión del Concilio Vaticano II
Pues bien, obispos, jóvenes y la sociedad civil hicieron bien en trabajar en equipo con un método que produjo –aseguró la subsecretaria– «una ayuda para discernir el signo de los tiempos», poniendo así de relieve que «no somos una Iglesia aislada, sino situada en un mundo rico en pluralidades culturales y religiosas». Los Encuentros Mediterráneos, en definitiva, representan para Becquart «una bella expresión del Concilio Vaticano II».
Crédito de la nota: Vatican News
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