25 noviembre, 2024

Lucha contra la desnutrición infantil con comidas escolares en Kenia

Casi el 80% de los niños africanos no recibe una dieta adecuada y uno de cada cuatro, entre 0 y 5 años, sufre desnutrición crónica. Con el objetivo de garantizar que todos los que asisten a la escuela primaria pública ingieran una comida nutritiva al menos una vez al día, se ha puesto en marcha el programa de alimentación escolar más ambicioso del continente.

Ofrecer una comida diaria caliente, nutritiva y barata a los niños que asisten a la escuela primaria pública: es la solución a la desnutrición infantil africana ideada por Food For Education (Comida para la educación), una empresa social keniana que acaba de poner en marcha el programa de alimentación escolar más completo del continente africano.

Gracias al apoyo de Nairobi, desde el 28 de agosto se han servido 400 mil comidas a 150 mil niños en 225 guarderías y escuelas primarias públicas situadas en zonas urbanas de la capital. Para este nuevo plan, Food For Education diseñó la construcción de diez nuevas cocinas alimentadas con energía verde, hornos de vapor y ladrillos ecológicos, en las que se cocinan las comidas con materias primas adquiridas a los agricultores locales.

Cada niño recibió una pulsera, la Tap4Eat que significa «toca para comer», y que sirve de monedero virtual para «pagar» la comida subsidiada. Desde casa, los padres pueden recargarla pagando 15 chelines por comida. Para un año de comidas, el coste asciende a 955 chelines, unos 6 euros o 115 pesos mexicanos.

Eliminar la vergüenza del hambre

El presidente de Kenia, William Ruto, afirmó: «Que nuestros niños vayan a la escuela y sigan pasando hambre porque escasean los alimentos es una gran deshonra», y por eso accedió a destinar 5 mil millones de chelines, casi 32 millones de euros (617 millones de pesos mexicanos), con la esperanza de que con ello «se elimine la vergüenza del hambre».

Food For Education

Esta empresa social keniana fundada en 2012 por la nutricionista Wawira Njiru comenzó su actividad preparando el almuerzo para 25 niños en una escuela primaria de Ruiru, en Kiambu. Con los años, puso en marcha proyectos para servir comidas nutritivas en las escuelas primarias rurales, donde vive 70% de la población keniana. Hoy cuenta con una cocina central de alta tecnología de 32 mil metros cuadrados –la mayor de toda África– que llaman «la obra de arte de la jurisdicción de Nairobi».

Desde aquí parten las comidas por la noche para distribuirlas en las escuelas durante el horario escolar. La principal característica de los almuerzos que preparan es su alto valor nutritivo. El arroz, los frijoles y las verduras son los platos favoritos. Gracias a las nuevas instalaciones, han podido llegar a una población de 1 millón 400 mil estudiantes. El próximo objetivo es poder servir el almuerzo todos los días a 4 millones de niños en al menos el 50% de las jurisdicciones del país para el 2027.

La preocupación que impulsó a la fundadora Wawira Njiru, nombrada Persona del Año por las Naciones Unidas en el 2021, fue combatir la desnutrición infantil y el abandono escolar. «Ningún niño debería tener que ir a la escuela con el estómago vacío porque no es posible que los niños con hambre aprendan o crezcan», afirma Nijru, de ahí el deseo de dar a los niños comidas nutritivas adecuadas para que puedan aprender, jugar y crecer.

La relación crítica entre aprendizaje y nutrición

Unicef señala que 300 mil niños de Kenia, la mitad de los cuales sólo en Nairobi viven en condiciones de extrema pobreza; uno de cada cuatro niños, el 26%, sufre desnutrición crónica y unos 2 millones 500 mil de niños, de entre 4 y 17 años, no van a la escuela. Y entre los que van a la escuela, al menos el 50% no tiene la oportunidad de llevarse el almuerzo, una condición que dificulta el buen aprendizaje.

Los nutrientes de las comidas diarias influyen en el desarrollo del cerebro, el fortalecimiento del sistema inmunitario y el crecimiento de los seres humanos. La consecuencia más frecuente de la malnutrición entre los niños pequeños es el retraso del crecimiento.

Y en Kenia, según datos de Unicef, más de una cuarta parte de los menores de cinco años, unos 2 millones de niños, tienen un desarrollo mental y físico deficiente. Las repercusiones negativas de la desnutrición en los niños afectan también a su capacidad para seguir las enseñanzas de la escuela.

Una ingesta nutricional inadecuada reduce las capacidades cognitivas y de aprendizaje y aumenta el absentismo. Por ello, utilizar la alimentación escolar como «salvavidas» para los niños es la misión que persigue Food For Education, para la que el hambre es el mayor problema que afecta a los niños africanos y que puede resolverse garantizando comidas nutritivas en los comedores escolares.

Nueva savia para un país en crisis

En los últimos tiempos, Kenia se ha visto marcada por una grave crisis social y económica, que ha culminado con la subida de los precios de los alimentos y una considerable reducción de los salarios promedio.

Por estas razones, el ambicioso proyecto liderado por Food For Education podría dar un nuevo impulso al país, tanto en la lucha contra el abandono escolar –de hecho, Wawira Njiru afirma que la matriculación en las escuelas donde se ha puesto en marcha su programa ha aumentado entre un 30% y un 40%– como contra el desempleo, ya que se han tenido que crear 3 mil 500 nuevos puestos de trabajo para llegar a los nuevos 150 mil niños.

Además de servir para combatir la malnutrición infantil, teniendo en cuenta que la escuela primaria pública de Nairobi acoge a más de 250 mil alumnos, la ejecución de este proyecto cubrirá las necesidades alimentarias básicas del 25% de la población infantil keniana.

Crédito de la nota: Vatican News.