Una vez más el Pontífice dirige su mirada preocupada, angustiada hacia los pueblos que están viviendo una guerra. La guerra es siempre una derrota. Pidió que el Señor nos traiga una paz justa:
«Pensemos y recemos por los pueblos que sufren la guerra. No olvidemos a la atormentada Ucrania y pensemos en los pueblos palestino e israelí: que el Señor nos traiga una paz justa. Hay tanto sufrimiento: sufren los niños, sufren los enfermos, sufren los ancianos y mueren tantos jóvenes. La guerra es siempre una derrota: no lo olvidemos. Siempre es una derrota».
Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
En sus saludos en los distintos idiomas, Francisco saludó a los jóvenes, a los ancianos, a los enfermos y a los recién casados. Y recordó que mañana se celebra la fiesta litúrgica de la Dedicación de la basílica de San Juan de Letrán: catedral de Roma, la catedral del Papa como obispo de Roma. Que este aniversario, dijo, suscite en cada uno de nosotros el deseo de convertirnos en piedras vivas al servicio del Señor.
En un mundo secularizado ver la llamada a probar nuestra fe
Retomando el tema de la catequesis, dijo que frente a un mundo secularizado, es importante no quejarse, sino ver en el mundo una llamada a probar nuestra fe y una invitación a comunicar la alegría del Evangelio a todos los que tienen sed de Dios.
«Pidamos al Señor la gracia de testimoniar diariamente nuestra fe mediante la fraternidad y la amistad vividas con cada uno».
Crédito de la nota: Vatican News.
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