El Papa define como «signos de esperanza» a los niños pacientes de la Clínica de Oncología Pediátrica de Wroclaw (Polonia), a quienes recibió en audiencia en el Palacio Apostólico. La ocasión es la peregrinación a Roma con motivo del Jubileo. Acompañan a los niños el cónsul honorario de Luxemburgo en Polonia, el director de la clínica, médicos, enfermeros, un sacerdote y todos los padres, «peregrinos de la esperanza junto con sus hijos», afirmó el Pontífice, quien, en su discurso, pidió a los niños orar por los demás niños en contextos de guerra, que están enfermos o heridos y que no tienen posibilidad de tratamiento por falta de medicamentos, médicos y hospitales.
Se trata de «una prueba de amistad», afirma nuevamente el papa Francisco, «cuando somos verdaderamente amigos, la alegría del otro es también mi alegría, y el dolor del otro es también mi dolor». Los pequeños enfermos pueden entonces compartir alegrías y tristezas con Jesús. Pero hay también otra prueba de la amistad de Jesús hacia los niños y es «el amor y la presencia constante de sus padres», así como «la amable y tierna sonrisa de los médicos, enfermeras, fisioterapeutas» que los tratan y trabajan para mejorar su salud, para que sus sueños y esperanzas no se desperdicien.
La invitación del Papa a los pacientes de la clínica de Wroctaw es, por tanto, «rezar conmigo por esos niños –¡desgraciadamente son muchos!– que no tienen posibilidad de tratamiento: están enfermos, o heridos, y no hay medicamentos, no hay hospital, no hay médicos ni enfermeras. ¡Recordémoslos, estemos cerca de ellos!».
Crédito de la nota: Vatican News
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