Las epidemias de cólera, viruela, fiebres hemorrágicas y víricas están poniendo a prueba los sistemas sanitarios de varios países del este y sur de África. Las crisis sanitarias se ven agravadas por el cambio climático, que afecta especialmente a las poblaciones más vulnerables. Entre las enfermedades más mortíferas se encuentra la fiebre hemorrágica por el virus de Marburgo, caracterizada por una tasa de mortalidad extremadamente alta.
La directora regional de UNICEF para África Oriental y Meridional, Etleva Kadilli, hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional: «Las partes interesadas a nivel mundial y regional deben unirse para reforzar los sistemas de protección que ofrecen las familias, las comunidades y los servicios gubernamentales para garantizar que todos los niños puedan prosperar, incluso frente a múltiples desafíos».
La inadecuación de los sistemas sanitarios para hacer frente a las emergencias hace que se corra el riesgo de tener graves repercusiones sociales. En las familias en las que los adultos se ven afectados, aumenta el riesgo de abusos, violencia y explotación laboral para los niños. Los riesgos para los niños, en particular para las niñas, que a menudo son responsables del cuidado de los miembros de la familia, aumentan cuando convergen múltiples crisis.
Durante las emergencias sanitarias son, de hecho, las mujeres y las niñas las que corren el mayor riesgo de sufrir abusos y explotación sexuales debido a su mayor vulnerabilidad económica.
Se ha detectado el virus de Marburgo en Tanzania, mientras que Uganda lucha contra la variante sudanesa del virus del Ébola. La viruela sigue siendo una importante amenaza sanitaria en Burundi y Uganda, con un alto riesgo de transmisión transfronteriza debido a los intensos movimientos de la población. El cólera, por su parte, ha afectado a 12 países de la región, entre ellos Angola, Burundi, Sudán del Sur, Zambia y Zimbabue. La región ostenta el triste récord del mayor número de muertes por cólera y disentería aguda en todo el mundo.
UNICEF y otras organizaciones humanitarias trabajan sin descanso para proporcionar ayuda y recursos a las poblaciones afectadas. Sin embargo, sin una acción decisiva por parte de la comunidad internacional, el futuro sanitario de la región podría empeorar aún más. «En cualquier emergencia, los niños y las personas más vulnerables son los que más sufren», afirmó Kadilli, quien hizo hincapié en la necesidad imperiosa de un mayor compromiso financiero por parte de los Estados.
Crédito de la nota: Vatican News
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