Alaa al Dali es ciclista profesional. El chico tiene números que le permitirían entrar en el circuito internacional. Su sueño era participar en los Juegos Asiáticos de 2018 en Yakarta y Palembang, Indonesia, evento al que logró clasificar. Pero tuvo un problema: su camiseta lleva los colores rojo, verde y negro de Palestina, porque Alaa nació y vivió en esa tierra tan difícil de habitar que es la Franja de Gaza.
El «sueño» roto de Alaa y la fundación del grupo «Sunbirds»
Alaa siguió entrenándose en las calles llenas de baches de Gaza, pero nunca llegó a Yakarta: un francotirador israelí le disparó en la pierna. La bala es una de esas de doble efecto, hechas para matar, que cuando impactan también explotan. Tiene la pierna destrozada. Podrían haberla salvado si lo hubieran llevado a un hospital bien equipado, pero Gaza en esas semanas estaba bloqueada. Al cabo de dos semanas, los médicos decidieron que para salvarle la vida habría que amputársela.
Los sueños del chico también se vieron amputados. Pero Alaa tiene la fuerza de voluntad y la resistencia de un león, así que decidió convertir la negatividad en oportunidad, y junto con su amigo ciclista Karim Alí y otras 18 personas fundó un equipo de paraciclismo: los «Sunbirds».
El sunbird o pájaro sol es un ave típica de África, Asia y Oceanía, y también está representado en el símbolo del Estado palestino, sobre todo, el sunbird no necesita patas para correr, para volar alto, allá arriba donde se ve lejos, más allá de los muros de Gaza, donde los sueños aún pueden hacerse realidad. Porque ahora el sueño de estos chicos es demostrar al mundo que la guerra no puede matar la voluntad, que, aunque uno esté discapacitado puede desempeñar un papel en la paz de esta desgraciada tierra.
Paraciclistas llevan ayuda humanitaria a personas con discapacidad, indigentes y niños
Así que los entrenamientos y actuaciones de los «Sunbirds» se convierten en un caso de resonancia internacional. Los medios de comunicación se interesan por ellos y los siguen, hasta el punto de que una joven periodista italiana los da a conocer y recorre con ellos en bicicleta las polvorientas calles de Gaza. Con la fama llegan también la simpatía internacional y los fondos de solidaridad que los ciclistas destinan a apoyar a la población más necesitada.
Orgullosa de los resultados de sus actividades, Carina Low, encargada de su comunicación, afirma: «Los “Sunbirds” no son ciertamente una organización humanitaria, pero a pesar de ello han conseguido distribuir 120 mil kilos de alimentos, 15 mil comidas calientes, 33 mil dólares para ayudar a los gazatíes con discapacidad, 250 refugios para desplazados, 22 bicicletas, y luego material para bebés, juguetes para niños, y aseos públicos y suministro de agua en Gaza».

«Lo imposible para sostener lo frágil»
Alaa consiguió abandonar la Franja en febrero del 2024, cuando aún era posible, y hoy reside en Bruselas, Bélgica, desde donde coordina las actividades de los pájaros que quedan y sigue entrenándose y participando en competiciones internacionales. Escapar de las bombas con una pata era demasiado arriesgado, y entrenar, imposible.
«Tuve que dejar a mi mujer y a mi familia. La guerra continúa y es aterradora. Pero apoyar desde aquí a los palestinos que sufren en Gaza es más importante que mi familia y yo. No hay palabras, la muerte y la destrucción están frente a nosotros todos los días. La gente, con esta segunda fase, ya no tiene lugares donde esconderse y protegerse. Todos los días muerte y destrucción. Todos los días. Sin descanso. Nuestro equipo está haciendo lo imposible por ayudar a la población, y cada día corre graves riesgos».
«Sin embargo, los “Sunbirds”seguirán haciendo lo que llevan haciendo desde hace 18 meses con la ayuda de los jóvenes con una sola pierna que viven en los campamentos de Gaza», añade Karim Ali.
Crédito de la nota: Vatican News
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