Fides
Hasta la fecha, hemos construido una
universidad donde los estudiantes pueden quedarse por períodos prolongados.
También estamos organizando una serie de jornadas formativas sobre técnicas
agrícolas y ganaderas”. Así lo explica a la Agencia Fides el padre Pierre Levati,
misionero comboniano, de nacionalidad togolesa, hablando del proyecto
escolar que la familia comboniana ha impulsado para ayudar a la población
pigmea que vive en la zona de Mungbere, en el noreste del país, para que se
integre en el tejido social de este territorio.
El padre Pierre, impulsor de esta iniciativa, dice que “desde la llegada de los
primeros misioneros combonianos al Congo, en la década de 1960, el
compromiso con estas personas ha sido desde el principio luchar contra los
prejuicios y lograr que los pigmeos no se vieran obligados a vivir marginados
en el bosque. En esta pastoral – observa el misionero – hay muchas
dificultades: la primera es cómo identificarlos, porque no es fácil encontrarlos
dentro del bosque. La segunda es cómo abordarlos: a menudo nos
preguntamos cuál podría ser su reacción frente a un individuo que no
pertenece a su etnia. Otra dificultad es el idioma hablado. Para ello es
necesario encontrar un buen intérprete en cada pueblo”.
Solo en los últimos 20 años -informa el padre Levati-, se ha iniciado un
programa de educación, salud y desarrollo que involucra directamente a los
pigmeos. “El porcentaje de matriculación de niños y adolescentes pigmeos en
las escuelas es muy bajo, especialmente en la educación secundaria, donde
están casi completamente ausentes: la tasa de analfabetismo en todas partes
supera el 97% y la de las mujeres ronda el 99%”. “Más allá del hecho de tener
que sufrir una actitud discriminatoria -continúa el religioso- otros agravantes en
el proceso de abandono escolar son los matrimonios precoces, el alcoholismo
y la drogadicción”.
Para hacer frente a esta situación, los Misioneros Combonianos, gracias a la
recaudación de fondos, han construido un internado en el centro de Mungbere
que actualmente alberga a unos 110 jóvenes. “Esta estructura -comenta el
padre Pierre- aunque fue construida para los niños pigmeos, deja sus puertas
abiertas también a los niños bantú, la otra población que puebla esta zona,
para promover la integración entre ellos. Además -continúa- en los pueblos
donde se ubican los campamentos de pigmeos, hemos creado escuelas
llamadas 'ORA' (Observar, Reproducir y Asimilar). Al final del ciclo escolar,
todos los estudiantes, antes de ir a la universidad, deben realizar un examen
de ingreso”. El proyecto también incluye cursos para el cultivo de campos y la
cría de ganado. “Se involucrará especialmente a los jóvenes, con el objetivo de
reducir la pobreza, los robos y la deambulación”, explica el padre Levati. “Al
final de estos recorridos formativos -concluye- los participantes recibirán
herramientas de trabajo para el inicio de sus actividades”.
Agencia Fides.
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