«Que sus testimonios contribuyan a animar a las sociedades civiles a abrirse con mayor confianza a todos, sin dejar a nadie atrás», fue el deseo del papa Francisco expresado en su Audiencia General de este 2 de febrero, celebrada en el aula Pablo VI del Vaticano, dirigiéndose a los atletas que participan en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno que están a punto de inaugurarse en Pekín, China, del 4 de febrero y el 4 de marzo respectivamente.
En su alocución el Pontífice, deseó a los organizadores mucho éxito y a los atletas, que den lo mejor de sí mismos:
«El deporte, con su lenguaje universal, puede tender puentes de amistad y solidaridad entre personas y pueblos de todas las culturas y religiones», dijo Francisco, subrayando que por ello, aprecia que al histórico lema olímpico «Citius, Altius, Fortius», es decir, más rápido, más alto, más fuerte; el Comité Olímpico Internacional haya añadido la palabra «communiter», que significa juntos: «para que los Juegos Olímpicos propicien un mundo más fraterno. Juntos».
Asimismo, el Papa envió un pensamiento especial con el que abraza a todo el mundo paralímpico:
«Ganaremos juntos la medalla más importante, si el ejemplo de los atletas con discapacidad ayuda a todos a superar prejuicios y miedos y a hacer que nuestras comunidades sean más acogedoras e inclusivas. Esta es la verdadera medalla de oro», afirmó.
Igualmente, el Santo Padre puntualizó que sigue con atención y emoción las historias personales de los atletas refugiados: «Deseo a la gran familia olímpica y paralímpica una experiencia única de fraternidad humana y de paz: ¡bienaventurados los que trabajan por la paz!», concluyó.
Crédito de la nota: Vatican News.
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