«Mi nombre Esther Villafaña Ruiz, (aunque me conocen como Lety) soy de Unión de Tula, de la diócesis de Autlán, Jalisco. A la edad de un año me enfermé de Polio (Parálisis Infantil) por lo cual no volví a caminar hasta los 4 años, pero con mucha dificultad, por tal motivo no pude estudiar sino hasta tercero de primaria. Pasé mi niñez y juventud un poco alejada de Dios ya que a Él lo culpaba de mi limitación.
A la fecha me han hecho siete cirugías y desde la primera quedé más limitada y en cada una me decían los doctores que ya no volvería a caminar. Pero Dios, que tenía un plan, siempre me levantaba y volvía a caminar. Un misionero me habló del amor de Dios y de la misión que tenemos cada uno. Me enamoré de Dios y de las Misiones, y junto con un amigo iniciamos un grupo Juvenil Misionero que duró 37 años; teníamos grupos de la IAM (Infancia y Adolescencia Misionera), de la UEM (Unión de Enfermos Misioneros) y de la PF (Propagación de la FE). Después me pidieron que trabajara a nivel de diócesis a tiempo completo como encargada de la UEM. Duré 28 años (apoyando a los directores de misiones Samuel Michel y Amado Álvarez) y 9 como directora diocesana de misiones. Con mucha dificultad, pero se logró atender nuestra diócesis con la animación misionera y tener todas las obras pontificias, llegando a tener más de 50 grupos, sobre todo de la UEM y un equipo de once sacerdotes encargados de los decanatos y de las obras.
Yo quería ir a África, pero Dios puso a África en mi diócesis. Soy madrina de matrimonio de la pareja Rayas de la Rosa que se fueron por 3 años como misioneros a Burkina Faso, África, y ahora tenemos un grupito de personas que apoyan a niños de África siendo padrinos. Hoy se ha complicado más mi salud y paso más en la cama que caminando ya que me salen unas llagas en la planta de un pie y los dolores son fuertes, pero soy feliz ya que Dios me ha permitido seguir trabajando, a veces desde mi cama dando pláticas presacramentales, desde bautismo hasta matrimonio. Mucha gente viene a platicar conmigo o a pedir consejo y, sobre todo, porque tengo la dicha de tener el Santísimo Sacramento en casa con aprobación del Sr. Obispo donde hacemos oración. Con adultos preparo grupos para que vayan a misiones en semana santa, doy catecismo y vienen niños a rezar el Santo Rosario Misionero desde el 12 de julio de 1994 a la fecha, de domingo a domingo a las 4 de la tarde.
He sufrido muchos dolores y limitaciones, ahorita ando con andadera y en silla de ruedas, pero mi lema es ‘sufrir sonriendo para hacer sonreír a los que sufren’. Doy gracias a Dios de como Él me ha permitido trabajar para su reino y mi deseo es conquistar muchas almas para Él. Con mi poco estudio, pero con la sabiduría de Dios me ha permitido hacer folletos y libros que ayuden espiritualmente a la gente y a crecer en la fe, (como son de oraciones, los sacramentos, los mandamientos, a la virgen de Guadalupe, las posadas, el manual de la UEM y las reflexiones cuaresmales, para enfermos).
Me despido diciéndoles que vale la pena trabajar por Cristo y si Dios se ha fijado en mí y si de mi persona, con todas mis limitaciones, ha hecho cosas útiles, cuanto más hará contigo».
Crédito de la nota: OMPRESS.
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