«Si uno se hace preguntas es joven, aunque tenga ochenta años», afirmó el Santo Padre, «y si no se las hace, es viejo, aunque tenga veinte años. Esto porque las preguntas «abren», mientras que las respuestas «son cerradas».
«Jesús no es una idea ni una regla moral, sino una persona, un amigo, un compañero de camino». Lo hizo presente el papa Francisco a los jóvenes participantes en el «Campamento Alpha», evento organizado por la Diócesis italiana de Isernia-Venafro y por el Alpha Youth Italia, que reúne por una semana a los jóvenes italianos y de diversas partes de Europa convocándolos para crear amistades, inspirar, soñar a lo grande.
Dios ama las preguntas
«¿De dónde venimos? ¿Qué hay en el origen de todo? ¿Cuál es el sentido de mi existencia? ¿Y por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué afecta también a los pequeños e indefensos?». Son preguntas que según el Papa se plantean también estos jóvenes «nacidos en un contexto que se define como ‘secularizado’ en donde la cultura no está dominada por la dimensión de lo sagrado sino por las realidades del mundo». A ellos Francisco les aseguró que «Dios ama mucho las preguntas. ¿Por qué?», planteó el Papa. «Porque las respuestas son cerradas, las preguntas son abiertas. Una persona que sólo vive de respuestas –constató– es una persona acostumbrada a cerrar, cerrar y cerrar. Una persona que vive de las preguntas es una persona que está acostumbrada a abrir, abrir, abrir».
De hecho, prosiguió, «Jesús se dirigió un día a los dos primeros que le seguían a orillas del río Jordán con estas palabras: ‘¿Qué buscan?’ (Jn 1,38)».
«Antes de dar respuestas, Jesús enseña a hacerse una pregunta esencial: ‘¿Qué busco?’ Si uno se hace esta pregunta, es joven, aunque tenga ochenta años. Y si no se la hace es viejo, aunque tenga veinte años».
Siempre con Jesús
Tomando el nombre del campamento, «Alpha» como punto de partida, el Papa señaló que el mismo es «sinónimo de nacimiento, de principio, de amanecer de la vida. Cristo es alfa, y es también omega, es decir, el fin, el cumplimiento, la plenitud. Con Él, unidos a Él, cada uno de nosotros se convierte en una semilla destinada a germinar, crecer y dar fruto. Pero, es necesario seguirlo». Y acrecentó:
Decir no al egoísmo, al egocentrismo, a aparentar más de lo que somos. Ser uno mismo, no inflarse, tampoco abatirse, reconocerse por lo que se es, esta es la verdadera humildad. Y ante el mal que hay en nosotros y a nuestro alrededor, no escapar, no evadir la realidad, no encerrarse en uno mismo, sino tomar cada uno su parte de responsabilidad -Jesús dice «su cruz»- y llevarla, con amor, con alegría. No solos, no, eso no es posible: siempre con Jesús, Él delante y nosotros detrás.
«No sean fotocopias»
Jesús, continuó diciendo el Papa, «nos conoce y nos ama más que a nosotros mismos, y quiere para cada uno de nosotros una plenitud original, única para cada uno. Dios no quiere fotocopias, sólo originales», subrayó recordando al beato Carlo Acutis. «La corta vida de este joven hijo de este tiempo, fue una vida corta, pero plena», afirmó el Santo Padre. Fue «como una carrera, una escalada hacia el cielo».
Tomó la carrera desde el día de su Primera Comunión, cuando se encontró con Jesús en su Cuerpo y Sangre. Sí, porque Jesús no es una idea, ni una regla moral, no, Jesús es una persona, un amigo, un compañero de camino.
Por todo ello, a los chicos y chicas del Campamento Alpha el papa Francisco los dejó con un deseo: «que Jesús se convierta en su gran Amigo, en su Compañero de Camino. Que Jesús vivo se convierta en su vida». Y les repitió: «¡Por favor, no sean fotocopias! Cada uno de ustedes, un original».
Crédito de la nota: Vatican News.
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