«Mamá, siento el deber de proteger a mi patria, si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará? Esto es lo que me dijo mi hijo, nacido hace 26 años en una Ucrania libre e independiente», y hoy el hijo de Lidia está en el frente.
Su madre está en Italia y es miembro del movimiento internacional «Mamás de la oración», que se ha extendido a más de 100 países y reúne a mujeres y hombres de distintas creencias. Lidia experimenta, por un lado, el amor y la preocupación de toda madre que tiene un hijo en la guerra y, por otro, sentimientos de confianza y respeto por una decisión tomada para volver a ver libre a su país.
Lidia, ¿qué le dijo a su hijo cuando le anunció su decisión de alistarse?
Cuando comenzó la invasión a gran escala de Ucrania, como madre, estaba obviamente preocupada por mis hijos, especialmente por los varones. Un día mi hijo menor, que había hecho el servicio militar durante un tiempo en el pasado, me llamó y me dijo: «Mamá, siento el deber de proteger a mi patria. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo hará?». Mi respuesta fue la siguiente:
«No puedo decirte que no y no puedo decirte que sí. Eres una persona adulta, tienes una visión consciente de muchas cosas, te respeto, te amo y te abrazo con amor materno, aunque nos separen dos mil kilómetros».
Pero, ¿cuáles eran sus sentimientos?
Al principio hubo desesperación, indignación. Duró varios días, luego me recuperé. Debemos ser fuertes espiritualmente, confiar en la oración, porque la oración da tranquilidad y ayuda a conservar la energía para seguir adelante, para trabajar. Debemos rezar y trabajar para ayudar a nuestros hijos y a todos los demás: los niños huérfanos, los heridos, los soldados que perdieron miembros y la salud durante los combates. Debemos seguir haciendo obras de caridad.
Cuando tuvo la oportunidad de encontrarse con su hijo, ¿qué le contó?
Hubo una reunión durante unos días de permiso de rehabilitación. Fue un momento de alegría y de compartir. Me contó cómo es la vida de los militares, cómo superan las dificultades psicológicas: de vez en cuando va un capellán a visitarlos y se queda un rato con ellos. Los propios soldados hablan entre ellos, se escuchan en un ambiente amistoso y tranquilo, liberando sus emociones.
Y lo más interesante es que muchas mascotas abandonadas –perros y gatos– se han acercado a ellos y ya no se apartan, porque sienten amor y respeto. Mi hijo me pidió dos cosas: la primera que confiara siempre en Dios, y la segunda que confiara también en los militares, que no cediera al pánico, que es el primer enemigo. Siempre me dijo:
«Queremos ver nuestra patria libre, hermosa, floreciente como era antes de la guerra. Damos las gracias a ustedes los padres por habernos criado, dándonos la oportunidad de estudiar, viajar y conocer los valores del mundo. Confíen en los jóvenes, hombres y mujeres, porque luchan conscientemente por la defensa de su propia casa, Ucrania».
¿Qué hace usted para no estar constantemente preocupada y temer por la vida de su hijo?
Al estar lejos de nuestras familias, nos unimos en la comunidad de la Iglesia. Nos ayudan nuestros sacerdotes, las religiosas que nos consuelan y nos ayudan a liberar nuestras emociones, porque es difícil guardar este peso dentro, queremos deshacernos de él para seguir adelante.
«Aquí también tenemos una comunidad ucraniana del movimiento ‘Mamás de la oración’. Con los miembros de esta comunidad, que existe en Italia desde hace 17 años, nos reunimos todos los domingos después de la Misa y rezamos por nuestros hijos y por los hijos de todo el mundo».
¿Qué le dicen las mujeres italianas cuando se enteran de que su hijo está en el frente?
Muchas mamás italianas, que pertenecen a la comunidad italiana «Mamás de la oración», nos miran y nos dicen: Ustedes son fuertes, no se desesperan, se unen, rezan y ayudan a los necesitados.
¿Y usted, en cambio, qué le gustaría decir a las otras mamás que tienen hijos en el frente?
«Yo digo que debemos confiar en nuestros hijos e hijas, que son nuestro futuro. Cuando los criamos, cuando los vimos empezar a andar y a hablar, cuando aprendieron sus primeras oraciones y fueron a la iglesia, cuando aprendieron los valores familiares, confiaron en sus padres».
En estos tiempos de guerra, debemos confiar en nuestros hijos. Ellos eligen la libertad para las generaciones futuras. En este día dedicado a las mamás, envío un saludo a todas ellas, de todo el mundo, dando gracias a la Madre de Dios que nos protege, nos fortalece y nos ayuda en suelo italiano.
Crédito de la nota: Vatican News.
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