«Cuando en 2013, llegué al Instituto Montfort, me sentí particularmente atraída por los niños sordos, pero no conocía todavía el lenguaje de señas: ¿cómo entrar en contacto con ellos? Poco a poco, ellos se acercaron a mí y nuestra relación se enriqueció con detalles que me enseñaron a estar al lado de estos niños con discapacidad, porque ellos realmente son capaces de grandes cosas», cuenta la hermana Lamercie Estinfort, autora de este texto.
Las Hijas de la Sabiduría se dedican con gran empeño a la causa de los sordos en Haití. Para hacer esto, apelan a la benevolencia de la comunidad nacional y de la internacional para que respondan a las necesidades educativas de los niños sordos del país, para asegurarles una formación que les haga autónomos e independientes. Lamentablemente, sus esfuerzos han sido inútiles y nada ha resultado de su compromiso en un momento en que las relaciones socio-políticas en el país están muy degradadas.
En Haití hay muchos niños sordos que nunca han ido al colegio a causa de su discapacidad, porque los padres los perciben solo como un peso a soportar sin ninguna perspectiva de futuro. Además, un buen número de estos niños están ya en edad avanzada cuando llegan al Instituto Montfort y ya han acumulado grandes déficits educativos.
Las hermanas Hijas de la Sabiduría acogen alumnos sordos a partir de los tres años. La mayor parte de estos niños discapacitados no logra finalizar su programa escolar. En ese momento les dirigimos al Instituto Montfort de Croix-des-Bouquets, donde pueden seguir cursos profesionales que les consentirán aprender una profesión en uno de estos ámbitos: carpintería-ebanistería, tecnología agrícola, sastrería, artes del hogar y cosmetología.
Como todas las personas con discapacidad, los alumnos sordos necesitan sentirse amados y requieren mucha atención: es necesario escucharlos, orientarlos, tranquilizarlos, guiarlos. Poco a poco, con la ayuda constante de los profesores y gracias a la presencia de un equipo de psicólogos comprometidos en el proyecto pedagógico personalizado del Instituto Montfort, estos chicos reflorecen. Poco a poco aprenden a participar en la alegría de la escucha y hacen amistades. El bien que se logra hacer a un niño haciéndole salir del aislamiento, es realmente inestimable.
Es necesaria mucha paciencia para salir a conquistar la confianza de los niños sordos de Haití, porque ellos saben que no son amados y tienden a generalizar el rechazo que a menudo experimentan ya en familia. Los niños que se quedaron huérfanos después del terremoto del 2010, como también los que han sido abandonados por sus padres, manifiestan todos los signos de una ansiedad crónica que les hace incapaces de mirar al futuro sin llorar. En general, todos los niños sordos son muy emotivos: como no pueden verbalizar –es decir, conceptualizar su pensamiento– compensan esta falta y este déficit con comportamiento de reacciones agresivas, por lo que es necesario enseñarles a canalizar de la forma adecuada.
Los niños sordos son víctimas de prejuicios y discriminación sobre todo en las ciudades pequeñas de provincia, como vemos en la historia de una chica sorda, diplomada en artes domésticas por el Instituto Montfort de Lavaud, en Port-de-Paix, en el noroeste del país. María había ofrecido su ayuda, de forma gratuita, a una vecina que buscaba una pastelera que le ayudase con la preparación para la fiesta de compromiso de su hijo. La joven fue descartada, además con palabras poco agradables: «¿cómo puede ser que una persona sorda sepa cocinar?». Pero María, que sabe ser realmente buena, insiste: es tenaz y determinada y al final logra tomar las riendas de la cocina y prepara un postre delicioso. Según los invitados, la cena es realmente excelente, la velada se convierte en un gran éxito y María es contratada en un gran restaurante, para deleite de sus padres, quienes no dejan de agradecer y felicitar al profesor de artes domésticas.
El Instituto Montfort es la única escuela especializada de Haití que se dedica a la formación y a la educación de los niños sordos. Aquí los jóvenes con discapacidad son acogidos con toda su necesidad de sentirse útiles y de ser valorados. Las Hijas de la Sabiduría los acompañan en su recorrido escolar con la ayuda de todos: profesores, personal de apoyo, padres, amigos y benefactores.
Las hermanas han constatado que los niños con discapacidad físicas, intelectuales o con discapacidades visuales logran al menos hacer su camino en el recorrido escolar; sin embargo, se reserva un destino completamente diferente a los niños con discapacidad auditivas. El sistema se adapta con mayores dificultades y está menos estructurado para favorecer a los sordos, cuyo camino académico se detiene en el noveno año de la escuela obligatoria. Pero desde el 2015 el Instituto Montfort de la Croix-des-Bouquets ha aumentado su capacidad de acogida, consintiendo a los alumnos a continuar sus estudios hasta el curso de Filosofía. En 2017, por primera vez en la historia del país, el Instituto Montfort presentó ocho candidatos a los exámenes de Estado para el bachillerato, es decir el certificado de finalización de estudios clásicos, y todos se graduaron con resultados notables. Desde entonces, el Instituto Montfort envía cada año nuevos candidatos a los exámenes de Estado: hasta ahora son 49 los estudiantes que han aprobado el examen, gracias a su constancia en el estudio. Hoy muchos de ellos también han completado los estudios universitarios.
Crédito de la nota: Vatican News.
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