Un día en el que los niños no sólo son el centro, sino que se convierten en maestros de fe, porque nos enseñan a recibir el gran don del Bautismo. En la Capilla Sixtina, en la fiesta del Bautismo del Señor, el papa Francisco expresa este concepto con pocas, significativas y sencillas palabras, e imparte el sacramento a 16 niños, entre ellos también gemelos:
«Estamos aquí para bautizar, para dar el don de la fe a nuestros hijos. Y ellos son los protagonistas de esta ceremonia: pueden hablar, ir, gritar… Ellos mandan, porque es su fiesta y van a recibir el don más hermoso: el don de la fe, el don del Señor».
El «concierto» de los pequeños en la Capilla Sixtina
Los niños son los protagonistas de esta ceremonia, reitera el Obispo de Roma. Sus palabras son interrumpidas a veces por el llanto o la vocecita de alguno de los 16 pequeños protagonistas de este día:
«Si lloran -por el momento callan, pero basta que uno dé la nota y comienza el concierto-, déjenlos llorar; si tienen hambre, denles de comer, tranquilamente, aquí. Si tienen calor, quítenles el abrigo, a veces el calor hace daño», dijo el Papa durante la ceremonia.
Los presentes escuchan a Francisco y la magnificencia de la Capilla Sixtina deja paso a la intimidad de un hogar, respetando plenamente el lugar y el sacramento que hoy se administra: niños que juegan y observan a sus hermanitos recién bautizados, madres que amamantan, familias que se acurrucan en un abrazo de alegría.
Los niños, maestros de fe
Estos niños son testigos de cómo se recibe la fe: «con inocencia, con apertura de corazón». Dirigiéndose a los treinta padres y padrinos, les recuerda: «Deseo que sus vidas sean de ayuda para estos niños; que les ayuden a crecer y les acompañen en su crecimiento, porque ésta es una manera de ayudar para que crezca en ellos la fe. Muchas gracias por su testimonio, por traerlos aquí a recibir la fe».
Concelebraron con el Papa el cardenal Konrad Krajewski, limosnero papal, y el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano.
La celebración, como exige el rito, está marcada por varios signos y actos significativos: la túnica blanca, la profesión de fe, el encendido del cirio.
No apagar nunca la luz de la fe
Pensando en la luz de la vela, Francisco exhorta a las familias presentes a atesorar este significativo símbolo: «En los momentos difíciles lleven esta vela a casa. Mírenla en los momentos difíciles. Esta vela nos lleva a nuestras raíces cristianas: no la apaguen nunca en sus corazones».
Al final de la celebración, el Santo Padre, agradeciendo una vez más a los papás por haber dado a los niños la oportunidad de recibir el Bautismo, les exhortó a recordar siempre esta fecha, como un cumpleaños: «Que sepan la fecha del Bautismo. Es la fecha del nacimiento. La fecha del nacimiento es como un cumpleaños. En el Bautismo me hice cristiano. Enseñen esto a los niños para que lo recuerden cada año».
Crédito de la nota: Vatican News.
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