26 abril, 2025

El padre Faltas recuerda al papa Francisco: La fuerza de la mansedumbre, el coraje del Amor

El padre Ibrahim Faltas es un misionero que se encuentra en Jerusalén, la Tierra Santa que actualmente sufre los ataques de la guerra y a la que el papa Francisco dirigió oraciones, pensamientos y llamamientos hasta el día de su fallecimiento el lunes 21 de abril pasado. El padre compartió su sentir tras esta triste noticia.

Estábamos en Emaús en el momento en que el papa Francisco nos ha dejado. Recordábamos la presencia viva del Resucitado mientras el Santo Padre se unía a Él. La noticia de su muerte nos ha sorprendido y dejado atónitos, después de días de esperanza al volver a verlo entre la gente, con su habitual disponibilidad para tomar una mano, ofrecer una sonrisa benévola y una mirada afectuosa.

El Santo Padre ha marcado el camino de la esperanza en la paz: lo ha trazado con signos, gestos y llamamientos sencillos, concretos, directos. Ha recorrido ese camino con la humanidad, como Jesús compartió el camino con los discípulos de Emaús, tranquilizándolos con su presencia. ¿Seremos capaces de volver a empezar y continuar por ese sendero? Su fuerza al exigir valor y dignidad para la vida humana ha fortalecido las conciencias más tímidas; su mansedumbre ha dado seguridad y apoyo a la exigencia de verdad y justicia.

Al dejar esta vida terrenal, el papa Francisco deja un mundo todavía envuelto en violencia y sufrimiento. Los niños que mueren con la complicidad de la indiferencia mundial, los pequeños que intentan salvarse de las llamas de tiendas precarias -único refugio que se les ha concedido- son la imagen del fracaso de la política y de la diplomacia, a las que el Santo Padre ha dirigido tantos llamamientos.

Hasta su último aliento, el Papa ha tenido pensamientos y preocupaciones por Tierra Santa y por las guerras en el mundo; hasta el final, ha pedido el cese del fuego. Siempre ha denunciado con valentía a quienes construyen y comercian con instrumentos de muerte, a quienes se benefician del conflicto, a quienes permiten que la guerra continúe con su inhumana tarea de conquistar territorios y destruir vidas, y a quienes no asumen su responsabilidad por la paz.

El Santo Padre nos deja una gran responsabilidad y un gran don: el coraje del Amor.

Crédito de la nota: Agencia Fides.